The secret of Monkey Island(Portable)
Compañía:
LucasFilm
Fecha de Salida:
1990
Idioma/s:
Textos en castellano
Voces en inglés
Género/s:
Aventura gráfica
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Puede que a muchos les cueste creerlo, pero hubo una época en que la aventura gráfica era el género rey de los videojuegos. En estos tiempos de acción desenfrenada y vistosos efectos técnicos, los niveles de pausa y exploración que requerían aquellos títulos parecen algo totalmente fuera de lugar. Pero a pesar de ello, ‘The Secret of Monkey Island’ sigue siendo un referente dos décadas después de su lanzamiento.
Nos remontamos a finales de los 80, cuando los avances del momento permitieron que las vetustas aventuras conversacionales evolucionaran en aventuras gráficas, terreno en el que destacaron especialmente Sierra Entertainment y Lucasfilm Games, la cual pasaría después a llamarse LucasArts. Ésta última consiguió despuntar gracias a su avanzado motor SCUMM, que dio origen a juegos tan míticos como ‘Maniac Mansion’ en 1987.
El responsable de este legendario juego fue Ron Gilbert, quien tras escribir un par de títulos más durante los años siguientes, volvió a la dirección con la aventura que hoy nos ocupa. Con dos escuderos de lujo como Tim Schafer y Dave Grossman en su equipo, se pusieron a trabajar en este juego que llegaría en primer lugar a las tiendas como disquete en 1990 para PC, Atari ST y Macintosh. Dos años después estaría disponible también en CD.
Fue uno de los primeros títulos que disfruté en mi 486, y recuerdo que traía uno de los sistemas anticopia más divertidos que se han visto: una ruleta con caras de piratas, que teníamos que hacer girar para construir el rostro que se nos pedía en pantalla, y de esta forma obtener el código correcto para su instalación. Naturalmente, no tardaron en circular versiones fotocopiadas que hacían inútil el invento, pero hay que reconocer que tenía su ingenio. Eso sí que era un buen DRM.
Guybrush, el pringao que quería ser un pirata
Tras una pantalla de presentación que nos muestra la isla Mêlée al ritmo de una inolvidable melodía de Michael Land, nos pondremos en la piel de un piltrafilla llamado Guybrush Threepwood, recién llegado a esta peligrosa zona caribeña con la intención de convertirse en pirata. El cómico planteamiento irá adquiriendo tintes de esperpento conforme vayamos conociendo a los habitantes del lugar y atendamos a sus imposibles peticiones.
Sus ambiciones laborales como corsario le pondrán pronto en el camino de Elaine Marley, gobernadora de tan atípico territorio, y del malvado LeChuck, el pirata fantasma que desde los pozos del Infierno sigue manteniendo vivo su amor por ella. La aventura nos llevará hasta Monkey Island, un territorio de leyenda que forma parte de los diabólicos planes de LeChuck.
Cada nuevo paso que demos en nuestro camino será aún más hilarante y ridículo que el anterior, teniendo que lidiar con pollos de goma con polea, enfrentamientos dialécticos con bucaneros, infames recetas de grog o monos de tres cabezas. Cada minuto que pasamos en ‘The Secret of Monkey Island’ es garantía de buenas risas y de bromas que han pasado a formar parte del anecdotario de todo buen jugón.
Pero el tono distendido y jocoso de la aventura no le impide contar con una alta dificultad, tan característica de la época, que nos obligará a estrujarnos las meninges hasta extremos imposibles para averiguar cómo poder avanzar. Frecuentemente nos veremos buscando combinaciones imposibles de objetos que puedan funcionar, charlando hasta con el último pirata que encontremos o haciendo click como posesos por toda la pantalla buscando algo de utilidad. Vamos, la esencia de toda aventura gráfica.
No pasan los años por ‘The Secret of Monkey Island’
¿Merece la pena ponerse a jugar hoy en día a ‘The Secret of Monkey Island’? La respuestas es un rotundo sí. La experiencia de juego se mantiene tan entretenida y desafiante como en su estreno, siendo una verdadera delicia volver a él cada cierto tiempo para recordar toda la magia que encierra. Por su parte, quienes no conozcan aún las aventuras del infeliz Guybrush se sorprenderán descubriendo lo extremadamente divertido que puede ser un juego que técnicamente es tan básico comparado con lo que hoy se hace.
Visualmente conserva después de todos estos años ese irresistible sabor retro que caracteriza a todos los juegos desarrollados con SCUMM, y la vistosidad e imaginación de los escenarios que recorremos sigue siendo digna de aplauso. Es imprescindible destacar una vez más su simpática banda sonora a cargo del antes mencionado Michael Land, chirriante a causa del formato MIDI pero igualmente icónica.
Para quienes se atraganten con los píxeles llegó hace poco un remake llamado ‘The Secret of Monkey Island: Special Edition’, que pone al día la aventura en el terreno gráfico y sonoro, pero conserva punto por punto su insuperable desarrollo. La saga seguiría creciendo con una genial secuela subtitulada ‘LeChuck’s Revenge’ en 1991, y volvería a la vida muchos años después con títulos que no han conseguido igualar el encanto de estas dos primeras entregas. Hasta que no las hayas disfrutado, no podrás sentirte pleno como amante de los videojuegos.
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